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¿Se puede ser bióloga y artista visual a la vez?


Mi nombre es Nadia Guthmann, soy artista visual y bióloga. En mi serie de esculturas de tejidos metálicos, confluyeron conceptos biológicos y escultóricos.


Indómita (2010), Nadia Guthmann

Formación

Soy Doctora en Biología (Universidad nacional del Comahue, 1998) y mi formación en artes visuales es no académica. Obtuve algunas becas de perfeccionamiento: Cultura de Río Negro (1989), Fundación Antorchas (1999), Fundación Trabucco (2005), Entrecampos (2008 al 2010) y Fondo Nacional de las Artes (2013).

Desde 1983, participo en muestras, concursos y simposios de escultura regionales, nacionales e internacionales. Entre las distinciones recibidas en escultura puedo mencionar: Primer Premio Adquisición en el Salón de Río Negro (2003 y 2009); Mención en el Salón Manuel Belgrano, Museo Sívori (Buenos Aires, 2005); Segundo Premio Adquisición en el Salón Nacional de Artes Visuales de Cipolletti (2008) y Gran Premio Adquisición Presidencia de la Nación en el 101° Salón Nacional de Artes Visuales, Palais de Glace - Secretaría de Cultura de la Nación (Buenos Aires en 2012).


Tus esculturas proponen varios niveles de lectura. Durante el proceso creativo, ¿vos pensás un mensaje específico?

En general, en la idea inicial se me presenta una imagen relacionada con un tema, donde lo biológico tiene resonancia con lo social y psicológico. Son dualidades representadas por animales: doméstico-salvaje, manso-feroz, exótico-autóctono. Surgen en respuesta a lo que vivo cotidianamente y los temas que me inquietan. Mientras elaboro esa idea inicial en bocetos y desarrollo la obra tridimensionalmente, se me van aclarando aspectos que no pensé inicialmente. Una vez concluida la obra y con la devolución del público, logro ver otros significados y preguntas.




En la obra “La Oposición”, ¿necesitaste de un equipo interdisciplinar?

No tuve un equipo. Trabajé sola, siempre con la incertidumbre si iba a funcionar mi idea. No partí de cero, ya que hace años que presento algunas de las obras en forma de instalación con movimiento giratorio y proyección de la sombra en paneles traslúcidos. Aunque esta vez quería que giraran dos esculturas separadas e interactúaran en la sombra, aprovechando el efecto de cambio de tamaño de las sombra de cada una al acercarse o alejarse de la luz. Ya había hecho toda una investigación y experimentación en cuanto a qué lámparas y pantallas funcionaban, y había usados motores pequeños de los que usan para las bolas de espejos, para hacer girar las obras sobre sí mismas. Por supuesto, había consultado durante todos estos años a cuanta gente de las artes escénicas e iluminadores profesionales se me cruzaran. Sin embargo, era algo muy específico, ya que la sombra tiene que ser muy nítida para que no se pierda la trama del tejido metálico y muchas veces tuve que descartar los materiales que me recomendaban después de probarlos. Recién cuando fui a ver una obra de teatro de sombras hace años y hablé con Gabriel Von Fernández pude dar con la lámpara ideal.


Cuando tuve listas las esculturas, comprado el motor, más potente que los que había usado antes, la lámpara armada con un viejo tacho y un trípode y hube cosido las telas para armar una pantalla de 3 x 3 m, monté la instalación en el interior de mi taller, ocupando todo el espacio con el dispositivo, para ser vistas las sombras desde afuera. Y no estaba tan mal! Entonces le pedí a mi compañero, que es músico, si podía componer una música dramática que acompañara la cíclica repetición de los monstruos que se devoran y engendran mutuamente. Mostré La Oposición una sola vez en vivo. Hice un video casero filmando con mi cámara de fotos y editándolo guiada por tutoriales a la espera de poder volver a mostrar la instalación.



¿Qué materiales no pueden faltar en tu taller?

Mientras haya alguna malla de metal, sea tipo mosquitero o metal desplegado, grueso, fino, lo que sea, algo va a salir! Entre mis herramientas: varias pinzas, tijeras para chapa, amoladora, maza y soldadora. Y el alambre para atar tampoco puede faltar!


¿Podrías definir qué es para vos la escultura contemporánea?

La verdad es que las definiciones en arte nunca me han interesado demasiado, pero puedo enumerar algunas características que tienen que ver con los contenidos y con las formas particulares que veo en la escultura contemporánea. La escultura contemporánea aborda temáticas que nos ocupan y preocupan más en los últimos tiempos, si bien pudieron estar presentes antes, entre las cuales podemos incluir el impacto ambiental y social de la actividad humana y su tecnología, consecuencias culturales como la desigualdad y la discriminación, las migraciones, reflexiones sobre el arte mismo y tantas otras. En cuanto a la forma, se puede destacar la concepción de lo tridimensional incluyendo el espacio entre objetos y circundante, por ejemplo en instalaciones, intervenciones y el land art, la incorporación de materiales industriales por un lado y la validación de lo efímero, lo orgánico o lo frágil por otro, el uso de tecnologías que anteriormente no estaban desarrolladas o no eran accesibles, la interdisciplina.


Como mujer, ¿sentiste diferencia para lograr reconocimiento en la disciplina?
No sé cómo hubiera sido si fuera varón… je. Pero tengo la impresión de haber tenido que salvar más obstáculos que mis colegas varones. Hasta hace poco el ambiente de la escultura era sobre todo masculino, la concepción de la escultura era masculina. El mundo laboral de por sí tiene esa impronta y muchas veces las mujeres tuvimos que adaptarnos a formatos “incómodos” para ser aceptadas. Las mujeres escultoras hemos tenido que demostrar mucho más nuestras habilidades y talento para ser incluidas en las muestras, salones, encuentros de escultores, mercado, etc. En los últimos tiempos creo que se han cuestionado y ampliado esos formatos por la participación de las mujeres. Los temas, la estética y las formas de producir, fue liberándose, ampliándose.

A mí, desde chica me interesaron las herramientas para poder llevar a cabo mis proyectos, pero debía vencer el prejuicio, que todavía sigue estando en mucha gente, de que ciertas herramientas son de hombre, así como que ciertas profesiones son de hombre. No veía mujeres usando amoladoras y motosierras; en el colegio nos dividían en manualidades: los chicos iban a carpintería, las chicas a coser y bordar. Me encanta saber coser, es muy útil incluso para escultura, pero también me hubiera gustado aprender a trabajar la madera o el metal de más joven. Entonces, cuando aparecía en un simposio de escultura o queriendo mostrar mi porfolio, para colmo tan menudita, no me daban mucho crédito al principio. Todavía me pasa que cuando ven mi obra asumen que hay algún hombre que me ayuda.


¿Cuáles son tus proyectos para el futuro cercano?

Estoy pensando y trabajando sobre el tema de los límites del ser. Ya vengo relacionando los tejidos metálicos con la piel, las membranas, que serían lo que define a un organismo, a un individuo. Estas superficies por un lado constituyen una separación, una protección, y por otro una conexión con el entorno, con los otros. En esta etapa indago sobre los límites entre los seres, hasta dónde se pueden establecer esos límites cuando las relaciones entre los seres se vuelven muy estrechas y no pueden separarse, cómo se retroalimentan, cómo comparten territorios, cómo inter-dependen. Veremos qué sale.



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