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Microrrelatos de Arte: Bacon



Ese maldito Bacon. Una vez tuve la extraña suerte de estar en NY cuando había una muestra de Francis Bacon, lo cual es muy raro, no sólo porque no viajo todos los finde a NY, sino porque no suele verse reunida su obra. Gran parte de esta pertenece a capitales privados, a los que no les gusta exhibir impunemente su patrimonio. En el Pompidou, por ejemplo, hay un solo Bacon, y lo van cambiando de lugar, como si quisieran que la gente no lo vea. Qué tendrá Bacon que las instituciones no quieren exhibirlo?! En qué parte de nosotros afecta?! En el cuerpo? En el cerebro? En la psique? Como sea, esa vez había una muestra con más de 50 pinturas, lo que es todo un exceso. No alcanza el frasco hepatalgina para digerirlo (igual, en EEUU está prohibida la hepatalgina). Fui 3 veces al MET en ese viaje. Para mí, Bacon es el último pintor renacentista, que no sólo está atento a su realidad, sino que es deglutido por ella y la devuelve mostrando su esencia: violencia y movimiento. Carne desgarrada. Amor explotado. La realidad no es lo que se exhibe en las pantallas que nos inundan por todos lados, desde la tele hasta ig, pasando por las gigantografías en la calle. Allí vemos la representación de la realidad, no la realidad. La realidad tampoco está afuera de esas pantallas, como quién diría en la calle, en lo que la normalidad considera realidad. No. Aparece más bien en los lapsus de esas representaciones, en todo lo que esas representaciones y exhibiciones no muestran. Bacon es un lapsus en nuestro régimen de visibilidad, como lo fueron diferentes artistas renacentistas en distintos momentos. Hay una ampliación de lo visible a partir de sus imágenes (o mamarrachos). La realidad es el momento más intenso, íntimo y desgarrador que sepamos conseguir, cuando, por ejemplo, vomitamos en el baño sin saber muy bien lo que vomitamos, y tenés miedo de tirar el botón porque sabés que te va a chupar la cabeza! Es una escena que acababas de ver en una peli de culto. Pintura y vidrio me parece una combinación con futuro. La pareja con la que fuimos en ese viaje a NY se quedaba en el parque central, tomando sol y fumando. Yo me pasaba un par de horas en esa sala de tormentos, hundiéndome en las entrañas de nuestra vulnerabilidad, que es también el lugar de nuestra deformación y nuestra asquerosidad.


Escrito por danimundo







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