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Habitar espacios idílicos

Detalles de líneas continuas que simulan superficies puristas a la lejanía y planos que parecen rebatirse, nos abren las puertas a la coexistencia de la geometría cotidiana y la arquitectura soviética, dentro de la Última Dimensión.


Ésta aparenta no buscar más que la recreación de sitios de construcción a partir de la mirada de la artista, y sin embargo logra dar un paso más allá; la apertura a una nueva realidad de una espacialidad sobria que invita a recorrer y entrar al mundo paradójico de la calidez y lo desolador.



La ausencia de presencia humana, lo habitable de esos lugares, la mirada lejana impuesta por la pantalla que resultan los cuadros, la resolución pictórica de gran precisión (que a su vez, se subdivide en la omisión de una huella de artista y en una gran sensibilidad de la paleta). Todo indica un encuentro entre sensaciones como la nostalgia y lo confortable, rozando un absurdo poético.



¿Cómo escapar de lo cotidiano para ir a un lugar seguro, a una calma bienvenida de color, hacia la soledad absoluta y a su vez, a un rincón de afectividad refugiante?

La primera muestra individual de Valentina Ansaldi no deja lugar a miradas hostiles, pues demanda entrar a un nuevo universo puro, de vibración idílica.




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