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El Espacio De Tiempo Entre Tic y Tac

Tiempo y espacio son paradigmas transversales en la historia de la humanidad. Hoy, con el asentamiento del mundo virtual, aquellos conceptos parecen tomar una meta dimensión de tamaños tan exorbitantes, que nos olvidamos lentamente del plano físico, de los abrazos o la contemplación de un ocaso.

Por suerte no hay Metaverso ni NFT que resista a la sensibilidad humana. Tal es el caso de la instalación de Roberto Fernández, Carolina Fernandez, Rodrigo Noya y Alejo Arcuschin realizada en El Local, donde se indaga sobre ese espacio de tiempo entre Tic y Tac.




Viajando por diferentes planos nos encontramos con El Local, un espacio - galería - taller gestionado por Alejo Arcuschin, con vidrieras que miran hacia el famoso y olvidado Arroyo Maldonado.





Cuenta la leyenda que el Arroyo Maldonado debe su nombre a una mujer, “la Maldonado”, que cruzó el cerco que “protegía a los españoles de los indios” en busca de comida. Una mujer que no le temía a las fieras que habitaban Buenos Aires, ni a los españoles, ni a los indios.




El Maldonado parecía inofensivo para los habitantes de la Ciudad, hasta que la superpoblación de Buenos Aires comenzó a demandar urbanización: nuevos puentes, autopistas y avenidas. Como sucede en la Juan B. Justo, avenida que se erigió sobre el arroyo, ocultándolo para siempre.


Esta decisión no sólo impactó en el ecosistema natural sino también en el afectivo, produciendo una inundación de tangos, poemas y pinturas.




Tic tac tic tac

Tic tac tic tac es una instalación producida con materiales industriales, utilizándolos como medio para pensar el tiempo y la huella mnemotécnica que nos hace argentinxs.


Rodrigo Noya toma fotografías del mobiliario urbano porteño, aquello que la retina acumula día a día sin darle demasiado valor.

Para darle visibilidad a tachos de basura, postes de luz y otros objetos, Rodrigo reúne digitalmente todas las tomas armando escaneos digitales 360.

Cada “falla” o error digital es respetado en los videos, generando así un glitch entre la realidad y su representación, entre la fisicalidad y la virtualidad.






Carolina Fernández utiliza cartón flexible de celulosa de algodón, gofreando caracoles recolectados en Punta Perdices, Río Negro, tal como lo hacía de pequeña con su mamá.

Luego de hundirlos sobre el material, una capa de grafito marca la huella enfatizando su profundidad afectiva.




Roberto Fernández tiene la teoría de que todo se seca. Desde el plástico, los pegamentos, hasta las cosas que están en el fondo del mar: todo vence.

El intento por reconstruir un mundo roto lo llevó a crear una obra utilizando la técnica “Apacheta”, del quechua “apachita”, que se trata de juntar un montículo de piedras y colocarlas en forma cónica una sobre otra, como ofrenda por los pueblos indígenas.






Alejo Arcuschin presentó obras de su serie “Consorcio Simbiótico”, plásticos encastrados simulando algas marinas.

Él sostiene que si bien el plástico es un material industrial, cientos de microorganismos hacen que ese material se sostenga; de otra manera, no existiría.




Como sentencia Cecilia Medina, escritora del texto de sala:

“En Teoría estética, Theodor W. Adorno, afirma que lo que surge bajo el concepto de instalación no son tanto obras, sino modelos de su posibilidad. Desde esta perspectiva, Tic Tac Tic Tac nos revela los procesos de trabajo que emergieron casi destinados a ocupar este espacio. Procesos que articulados por búsquedas personales reflejan una pasión compartida y propician el rol activo del observador.”



La muestra puede visitarse de miércoles a sábados de 17 a 20hs hasta el 15 de diciembre.

El Local, Juan B Justo 4328.


Para finalizar, un tango escrito nostálgicamente por Luis Rubinstein, ¡Maldonado!


¡Maldonado!

viejo arroyo que guardás

cien tragedias

enredadas en el mal,

y en tu libro de memorias

cobijó su historia

todo el arrabal.



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