Artista visual, escritora, editora y curadora, son las múltiples facetas de Fernanda Laguna. Sus obras son icónicas de un período neoliberal donde las estructuras del arte se rompen gracias a propuestas como Belleza y Felicidad en Villa Fiorito. En este artículo te contamos su trayectoria, principios y motivaciones para una artista políticamente comprometida con la sociedad y el poder del campo artístico para transformar.
Quién es Fernanda Laguna
Nació en 1972 en Hurlingham, Provincia de Buenos Aires. Sus primeros pasos en el mundo del arte comenzó en 1994 con su primera muestra individual en el Centro Cultural Rojas, seguida por otra en 1995. En 1999 creó el espacio de arte y editorial Belleza y Felicidad junto a la también escritora Cecilia Pavón, abierto hasta 2007, tema que abordaremos en los siguientes párrafos.. En 2003 abrió una sucursal de la misma galería en Villa Fiorito, que sigue en actividad, y en 2008 fue miembro fundador junto a un equipo de artistas de la orientación en artes visuales de una Escuela Secundaria también en el barrio de Fiorito, proyecto que recibió dos becas de Fondo Nacional de las Artes y que continúa en la actualidad. Forma parte del colectivo Ni Una Menos y con Cecilia Palmeiro desarrolla el archivo vivo "Mareadas en la marea".
Como curadora, participó de doscientas muestras en espacios independientes y museos de Argentina y del exterior, como el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi (Brasil) y el Consulado Argentino en Nueva York. Obtuvo las becas Kuitca y la Foundation for Arts Initiatives. En 2008, junto a un equipo de artistas, desarrolló un proyecto de Escuela Secundaria especializada en Artes Visuales en el barrio de Fiorito, proyecto que recibió dos becas del Fondo Nacional de las Artes (FNA).
Belleza y Felicidad
En 1999, Fernanda abrió las puertas de Belleza y Felicidad junto a la escritora Cecilia Pavón. Armaron su propio espacio en un viejo local del barrio de Almagro. Belleza y Felicidad fue una usina literaria, pero la idea de arte que circulaba en ese espacio se había formulado en la Galería del Rojas y trasnochado en las discotecas de Sergio De Loof. En 2003, Fernanda tomó contacto con Isolina Silva, una vecina del barrio “La Lonja” de Villa Fiorito que gestionaba un comedor popular. Fernanda comenzó a colaborar con el comedor trabajando en la producción y el abastecimiento a través de donaciones. Es así que surge Belleza y Felicidad en la Villa Fiorito abocada a la enseñanza artística, el trabajo colectivo, la alimentación y el activismo feminista.
En palabras de Fernanda para la nota realizada por el Ministerio de Cultura de la Nación, “Belleza y Felicidad es el nombre de un ser colectivo resultado de la unión de dos individualidades y mucha gente más. No fue un espacio, ni una galería de arte para mí, sino muchas cosas que no puedo precisar pero una podría ser una lengua o un tipo de luz. [...] Belleza y Felicidad Fiorito tomaría su propio camino de autodescubrimiento, y la búsqueda de este camino es la esencia del proyecto.”
La autogestión, la conformación de espacios de encuentro, la hibridación de las disciplinas y la estética trash han sido características específicas de la cultura del underground que Belleza y Felicidad retomó, adaptó y resignificó para insertarse también en un escenario de pobreza y vínculos sociales rotos. Al respecto, estos espacios fueron exponentes de una nueva forma de entender el cruce entre arte y política, en tanto se alejaban del “arte político” para hacer de la fiesta y el deseo una forma de resistencia.
Sus inicios expositivos
En el año 1994, se expone en el Centro Cultural Rojas la exposición Fernanda Laguna. Pinturas y objetos, curada por Jorge Gumier Maier. La misma fue icónica y controversial por su contenido, enjuiciado por el público como algo poco serio o incluso “infantil”. Justamente eso es lo interesante. En palabras del texto curatorial de Maier, “Fernanda es excluyentemente hedonista e ignora la turbulenta perplejidad que nos invade cuando debemos elegir un derrotero. Muy por el contrario ama la plenitud, la variedad, por eso adora los kioskos. Esos kioskos donde hay de todo, y todo atractivo; algo así como un bazar persa aggiornado y que induce a soñar.”
Gumier Maier invita a pensar a Laguna a través de su texto y también su sensibilidad. Cuando descubrió el portfolio de la artista inmediatamente reaccionó a su pasado como joven entusiasta en búsqueda de qué agarrarse para ser artista, y en Fernanda encontró lo que a él tanto le había conflictuado en su pasado. La Academia Rosa Asplanato, el taller de pintura del barrio donde abundan las mujeres y los sueños, es una de las referencias imaginarias que usa Gumier Maier para señalar eso en común con ella, una complicidad que parece haber guiado el trayecto de Fernanda hasta bien entrados los 2000. Quizás, esta forma de academia sea una de las imágenes representativas de los noventa. Fernanda y otros artistas del Rojas, sobre todo los más excéntricos, han tenido que explicar el porqué de sus obras a un público solemne, surfearon infinitas valoraciones sobre un criterio tan retrógrado y macho como el de calidad.
Es clave entender el modelo llevado a cabo por Gumier Maier para la construcción de espacios y obras artísticas. Se caracterizó por el rechazo hacia el arte político y las visiones utilitaristas, lo que luego le valió numerosas discusiones. Según su visión, el arte debía pertenecer en una esfera autónoma únicamente regulada por la sensibilidad y el gusto. A su vez, rechazaba la profesionalización encarnada por las becas y los proliferantes programas de formación financiados por privados y capital extranjero. De este modo, Gumier Maier se opuso a las lógicas hegemónicas del campo para desarrollar lo que él denominó “modelo de gestión doméstica”, basado en la inclusión de artistas que aparecían bajo la figura del outsiders y que trabajaban desde una ética asociada a lo artesanal y la “baja cultura”, a lo kitsch y lo camp.
Nora Fisch - Orgullo y Prejuicio
En el año 2020 en plena cuarentena, la Galería Nora Fisch lanzó junto al curador e historiador del arte Francisco Lemus, la serie de exhibiciones online titulada Orgullo y Prejuicio. Arte en Argentina en los 90 y después, exposición que abarcó un movimiento artístico rupturista e histórico para la década hostil que se estaba viviendo, un giro en la manera en que la escena del arte local operaba y se establecieron modalidades y desarrollos que se constituyeron en líneas de fuerza que atraviesan las producciones de las décadas siguientes, y afectan las prácticas artísticas del hoy.
Fernanda fue una de las elegidas para darle entidad a esta exposición y generar un diálogo con sus contemporáneos: Lux Lindner, Alberto Goldenstein, Raúl Flores, Claudia del Río, Claudia Fontes, Emiliano Miliyo y Alfredo Londaibere. Citando el texto curatorial de la exposición escrito por Francisco Lemus, “los artistas de los años noventa se erigieron como aristócratas del propio gusto. Estos artistas no tenían nada, con poco hacían mucho, pero pusieron en primer plano la subjetividad. Los grandes temas, valorados socialmente por su sentido heroico y testimonial, fueron desplazados por una moral minoritaria que pocas veces había tenido una posición tan relevante en el mundo del arte. La estética y la política se cruzaron pero en el ejercicio de la diferencia, los artistas se preguntaron por la relación con lo más próximo, se vieron estimulados por los materiales, los procedimientos, una idea de la belleza y la amistad que se vivía en lo cotidiano.”
El tercer capítulo de esta serie de exhibiciones online fue dedicado a Fernanda Laguna por su trayectoria artística a lo largo de ésta década, su faceta multidisciplinar en las artes, y por la tendencia a romper y poner en jaque las prácticas artísticas del mundillo del arte. Retomando las palabras de Lemus en su texto curatorial, “El universo de fantasías que ofrece Fernanda es de acceso irrestricto. Ella habla una lengua que la distancia del hermetismo del arte contemporáneo y la coloca en otro territorio, más económico, donde se evita el gasto innecesario. La paradoja es que "la irrupción de Fernanda en la escena de Buenos Aires fue vital para el arte contemporáneo. Sus muestras generaron amor y rechazo.”
Publicaciones sensibles
Como mencionamos al principio de este artículo, las múltiples facetas artísticas de Fernanda también incluyen su escritura poética y novelística, en la que firma bajo el pseudónimo Dalia Rosetti. Cuenta con varias publicaciones materializadas por la editorial Ivan Rosado. La misma surge como una editorial familiar con una fuerte afinidad por el arte, y gestionada por artistas. Vinculados al terreno editorial, con un campo de acción muy fértil para el arte; consideran a la construcción de su catálogo como un obrar en sí.
Algunas de las publicaciones son Amor total. Los 90 y el camino del corazón con textos de Gumier Maier y Francisco Lemus, Espectacular. Cartas y textos de arte, así como su última publicación lanzada en 2023, Los 2000. ¿Estás preparada para ser feliz?, volumen que reúne su obra del 2000 al 2002, con prólogo de Juan Laxagueborde. Esta publicación, continúa con la intención de Amor total. Los 90 y el camino del corazón, publicado en 2020, con el que se inicia un trabajo editorial junto a Laguna en el cual se recorre su obra plástica desde distintos contextos personales y de época. En palabras de la autora, "Este libro contiene una época de mi vida enhebrada por un hilo de desesperación. Yo quería expresar lo que me pasaba, que era triste, pero en eso se colaba el humor, casi inconscientemente me daba risa pasarla tan mal.”
De Hurlingham al MoMa
En marzo de 2023 las obras de Fernanda pasaron a ser parte del patrimonio del MoMa (Museo de Arte Moderno de Nueva York). Se trata de veinticinco dibujos de la serie “Dibujos Moleskine” que la artista visual comenzó en 2017, como una suerte de diario emocional personal. Son obras en pequeño formato, dibujos en lápiz sobre papel de 12 por 9 centímetros, que Laguna expuso en el marco de “El camino del corazón” (The Path of the Heart), una antología que presentó el año último en el Drawing Center de Nueva York, curada por otra argentina, Rosario Güiraldes.
Los personajes de este fragmento del extenso diario emocional son un autorreferencial corazón peludo y un oso con anteojos que representa a su pareja, denotando algo de registro documental como también de ficción, cómo ella sintió cada momento. Algunos de esos dibujos formaron parte del libro Fernanda Laguna para colorear, de la colección popular de arte argentino del sello Mansalva, que recuerdan los libritos del sello Belleza y Felicidad hechos en ediciones limitadas con fotocopias que se vendían en bolsitas de celofán junto a un souvenir en Villa Fiorito.
"Me trajo mucha sorpresa y mucha alegría entrar en la colección del MoMA", contó Fernanda Laguna a Clarín Cultura. "Pero sobre todo me retrotrajo a los primeros dibujos que hice, a pedido de una amiga para la ilustración de un cuento", agregó. "Como estaba pintando y hacía mucho que no tomaba el lápiz, me puse a dibujar muy tímidamente y muy insegura, por eso esa línea peluda: como no sabía adónde ir, rellenaba los espacios de la duda. De ahí que quedó peludo el corazón, quizás un corazón dudoso, o que no sabe quién es y adónde va. Eso representa la línea".
Para concluir la diversa y poderosa obra de Fernanda, nos aferramos a los conceptos, enseñanzas y aprendizajes que la artista nos expresa con su activismo y artivismo. Su calidez humana y artística nos conmueve en la sencillez de las cosas, de los sentimientos y las infinitas posibilidades de creación que podemos tener si estamos involucradxs en lo que nos moviliza. Como ella dice, “en las obras hay energías que se manifiestan. El arte no es un objeto, el arte es una relación como el amor”.
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