El viernes 15 de julio a las 20 hs., el artista plástico correntino Carlos Casigno, inaugura la exposición Los Tymba’i, en el Museo Provincial de Bellas Artes "Dr. Juan R. Vidal" (San Juan 634, Corrientes). La muestra, una vasta instalación de obras cerámicas, podrá verse todos los días hasta el 7 de agosto. Esta exposición es la primera de Casigno en su provincia natal y en el Museo Provincial de Bellas Artes, que ya cuenta con un dibujo del artista en su colección oficial.
Auto-presentación: nombre y BIO
Soy Carlos Casigno, artista plástico correntino. Me formé como ceramista, pintor y dibujante. También estudié gestión cultural y trabajé como docente. Hice varias exposiciones individuales y grupales, recibí algunos premios y menciones y actualmente estoy por exponer por primera vez en mi provincia natal, en el Museo de Bellas Artes.
¿Cómo surge tu interés y primera aproximación con el arte?
Mi primer contacto con el arte fue en la escuela primaria. Lo que primero me atrapó fue la poesía y la literatura. Al terminar la primera, cursé el industrial, primero en Corrientes y luego en CABA, en la rama de electrónica. Mis primeros trabajos también tenían que ver con eso, lejos del arte o las humanidades. Luego empecé a leer filosofía y escuché por primera vez hablar de Van Gogh. En mis veinte me interesaba la filosofía, la literatura, las ciencias políticas (hice el CBC), la psicología (estudié un año), la historia. En esa época empiezo a hacer cerámica, para ganarme la vida. Nos pusimos un taller con un amigo, y empecé a hacer cursos, para aprender. Y me salía fácil, sobre todo lo que era modelado. Me salía rápido.
Luego empecé a trabajar solo, y ahí me interesé por las técnicas indígenas, trabajar con engobe, no esmalte. El engobe es latinoamericano y el esmalte es de origen asiático, después tomado por los europeos. Y ahí descubrí la imagen sudamericana, centroamericana. Ese fue el camino que me introdujo a las otras artes: empecé a estudiar dibujo y pintura. Mantuve mi taller de cerámica, como mi principal fuente de ingresos durante 14 años, pero en paralelo empecé a estudiar dibujo y pintura porque sentía que con la cerámica no alcanzaba para lo que quería hacer. Se me apareció el arte como algo trascendente, como algo por lo que valía la pena vivir. Y me fui dedicando cada vez más. Estudié en talleres, porque sentía que en las escuelas salen profesores. Y yo quería ser artista.
¿Cómo se desarrolla tu proceso creativo?
Mi proceso de trabajo va cambiando. Yo tuve una formación tradicional. Al principio, cuando empecé con el dibujo y la pintura empecé trabajando con una idea que me interesaba, en los 90 era pintar la realidad social, y de allí surgió toda una serie (y muestras) en torno a eso. Pero siempre mi trabajo está relacionado con tratar de entender, de leer, de pensar qué es el arte, cuáles son sus elementos, etc.
En la actualidad mi método de trabajo es a partir de una idea visual: un rulo, un espiral, un determinado cruce de líneas. Y a partir de ahí, de un elemento simple, lo voy complejizando.
Por ejemplo la idea de los bichos/tymba’i: Ese primer bicho tiene su origen en un cuadro que hice a principios de los 2000 y llamé “Ramona y sus fantasmas”, es un collage donde incluyo un bicho que había visto en un cuadro de Berni, en la serie de Ramona Montiel. Luego ese bicho lo modelé, y a partir de esa idea visual, de cola, pinches, dientes, se fue complejizando. Ese bicho fue mutando, creciendo, cambiando, y generó toda una fauna, una serie.
Pronto expones en el Museo de Bellas Artes de Corrientes: ¿De qué se trata la muestra? ¿Cómo te preparas?
Esta es la primera vez que voy a exponer los bichos/los Tymba’i, la serie de piezas cerámicas, en su conjunto. Yo ya expuse uno de los primeros, en una muestra hace varios años. La muestra va a ser una instalación, idea que surge fruto del espacio que es pequeño y alargado, donde la pared surgen desniveles, plataformas que contienen a las piezas cerámicas. La idea es crear un hábitat y que los tymba’i estén viviendo ahí. La instalación se completa con unas figuras de papel, una especie de fauna voladora.
¿Cuáles son tus proyectos para el futuro cercano?
A partir de unas figuras que estoy realizando en estos días, está surgiendo una nueva serie de “bichos” o “fauna nueva”.
¿Qué artistas podrías decir que son referentes en este momento?
Mis referentes han sido mis maestros, la gente con la que he estudiado: Perrín, Pesce, Ponce. Un artista que siempre me ha gustado y me parece muy potente es Quinquela Martín.
Carlos Casigno, entre el tymba’i y el estromatolito
El primero es un término de la cultura guaranítica, el otro pertenece al ámbito de la ciencia. Tymba´i es un genérico para animales indefinidos, algo parecido a “bicho”, mientras que el estromatolito es -sin entrar en precisiones técnicas- responsable de producir oxígeno en forma masiva hace 2500 millones de años y por lo tanto de la posibilidad de vida en la Tierra. Uno y otro concepto no dejan de maravillar a Carlos Casigno (y a todos nosotros) y a partir de esta perplejidad por el milagro de la vida creó una serie de criaturas de cerámica con ciertos rasgos humanoides. Imposible, o casi imposible, poder describirlos. Tienen cuatro patas, o piernas y brazos, tienen cola o rabo, cresta, alas, garras, comen manzanas o tunas, y están recubiertos de una coraza imprecisa, como de armadillo o dragón, y algunos con espinas de palo borracho. El mismo Casigno reconoce su inspiración en los monstruos creados por Antonio Berni entre 1964 y 1971, aquellos eran logrados mediante ensamblado de diferentes objetos, los de nuestro artista con la técnica noble de la cerámica. Recorrer esta instalación y rodear cada uno de sus “bichos” es como hojear las páginas de un bestiario medieval, aquellas compilaciones fascinantes donde convivía el ave fénix con el elefante, o la hiena con el unicornio. En ellos no había intención de catalogación científica sino de admonición moral, pues cada animal era un símbolo de comportamiento humano. Esos compendios se prolongan hasta nuestros días con El libro de los seres imaginarios (1957), de Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero, o las sagas escritas por J. R. R. Tolkien. En el arte contemporáneo hay preocupación por la conservación de las especies o la manipulación genética, tal como lo demuestran (entre otros) la australiana Patricia Piccinini o el alemán Thomas Grünfeld.
Los tymba´i se disponen arriba de tarimas y se agrupan de a par o de a tres, lo que inevitablemente evoca la idea de pareja, y de pareja con hijo o unidad familiar, se ubican en un territorio árido y despoblado, como si fueran los primeros en habitarlo. Casigno logra evocar aquellos tiempos imprecisos e ignotos del origen de la vida que han narrado tantas y tantas culturas con sus mitos en todos los continentes, y con una especial predilección por la tradición guaranítica, tan rica y tan atenta con la fauna de su territorio, de la que forma parte su provincia natal, Corrientes. La curiosidad científica llevó al artista a investigar el estromatolito, una forma de vida entre orgánica y mineral, incierta y poco conocida, quizá sus bichos de cerámica sean una versión aumentada, fuera de escala, de ellos y esta instalación una escena de cómo pudo haberse generado la vida en tiempos más que remotos. Casigno pudo aunar poesía y zoología, ciencia y mito, origen y actualidad, para amplificar un gran llamado de atención sobre el interrogante más desconcertante, el origen de la vida en nuestro planeta, vida que hoy más que nunca es necesario cuidar y conservar.
Julio Sánchez, curador.
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