1. ¿Cómo definiría la tarea que realizan los curadores?
La curaduría aún hoy en Argentina es un campo en profunda transformación y mutación, más teniendo en cuenta que han pasado menos de 30 años desde la primera experiencia curatorial concreta con Jorge Gumier Maier en el Centro Cultural Rojas. Cerrar una definición terminada de la labor curatorial sería, a mi modo de ver, encerrarnos en un callejón sin salida. Quizás prefiero pensar a la Curaduría como un medio en desarrollo, como la posibilidad de acompañar un proceso artístico, de articular con los artistas y con el medio artístico posibles ejes e hipótesis de discusión y de desarrollar una de muchas miradas viables sobre problemáticas que aparecen en la agenda visual contemporánea. Me gusta entender a la curaduría como una construcción colectiva, amplia, dinámica, crítica y en constante movimiento. También me interesa pensarla como una posibilidad de accionar cambios sociales desde lo discursivo.
2. ¿Cómo se forman en la profesión?
No hay un método único ni valedero para la formación curatorial. Muchos venimos de caminos distintos. Hay muchos curadores artistas, otros que vienen de la teoría e historia del arte y otros que nos encontramos con ella en la gestión. La formación del curador no puede reducirse únicamente a la academia institucionalizada que, si bien es de suma importancia, aún hay mucho por hacer. En la actualidad hay muy pocas Universidades en donde se dicta la Licenciatura en Curaduría, y es sólo en Capital Federal. ¿En el interior del país? Bien, gracias. Por eso reducir la formación curatorial a lo universitario sería un grave error. Creo que la curaduría hoy está viva en las clínicas de formación de artistas y en sus métodos, en los cursos de formación como el Di Tella, PAC y Artistas x Artistas, Yungas u otros que se dictan en las provincias como los talleres que se dan en Crudo (Rosario) y en Lateral (Tucumán), en los talleres de los artistas, en una infinidad de libros nacionales e internacionales y en la práctica curatorial cotidiana.
3. ¿Quiénes los convocan? ¿La galería, el museo, los artistas?
Creo en el medio artístico como una comunidad, como un grupo social activo y solidario. Y en ese cruce es donde se producen las articulaciones para generar nuevas curadurías. Por supuesto que cada curador tiene un perfil que se va delimitando a medida que avanzan sus proyectos, pero también surgen nuevos desafíos a medida que el quehacer cotidiano nos va llevando a nuevos planos y a nuevas conversaciones. No existe un sistema único para convocar a un curador, es quizás más un proceso. Muchas veces son las galerías y los museos los que te buscan, otras veces los propios artistas y también somos nosotros mismos quienes proponemos una actividad curatorial que veníamos pensando hace un tiempo. Sucede también que esos tres factores a veces se conjugan y la propuesta se arma sola. Sin ir más lejos, esto me pasó recientemente. Hace un tiempo que con Imagen Galería de Mendoza veníamos hablando de hacer algo juntos y sin embargo fue Inti Pujol, artista que acompañaré curatorialmente en la inauguración de su muestra “Artificialia” el 12 de octubre, la que les sugirió mi nombre para curar su muestra y todo se sucedió transversalmente.
4. ¿Se puede hablar de distintas tendencias en la curaduría? ¿Ud en cual se inscribe?
Sí, claro que hay tendencias y bien definidas. Como les decía en un principio, aún es un campo práctico y de investigación muy virgen en nuestro país y el hecho de que existan diversas formas de interpretar el oficio hace que se enriquezca aún más el proceso de construcción teórico de la curaduría. Puntualmente en mi caso, prefiero los proyectos que piensan a las artes visuales como parte de un sistema interdisciplinario, que disputan el estatus organicista e historicista que ha gobernado la teoría del arte y que reflexionan en torno al contexto socio-político que habitamos. Creo profundamente en que no hay miradas únicas ni relatos acabados, que solo somos un medio que acompaña y abre discusiones, que reflexiona sobre un tema sin cerrarnos a otras posibilidades y que deja puertas abiertas a nuevas búsquedas visuales y conceptuales.
5. ¿Qué piensa del arte contemporáneo en Latinoamérica? ¿Qué futuro tiene?
Pensar el arte latinoamericano es pensar en su contexto geopolítico. Es indisociable. Estamos atravesados por nuestras penas y nuestras muertes, por nuestras alegrías y nuestras revoluciones, por las imposiciones coloniales y por nuestro origen. Un combo incendiario, potente y al mismo tiempo de profunda fragilidad. Tenemos experiencias exquisitas de gestión y producción pero a veces corremos el riesgo de mirar demasiado hacia occidente. Todo parece ser muy bipolar. Creo que si empezamos a tender aún más puentes comunicantes entre todos los actores de la región, creyendo y apostando por construir una escena sólida, podremos hacernos más fuerte ante las imposiciones de la lógica eurocéntrica.
6. ¿Existe un “mercado de arte” en Argentina?
Hoy en Argentina no existe un mercado del arte que pueda sustentar ni comprar la gran cantidad de producción que nuestros artistas de todo el país generan. Si quizás podríamos decir que hay un fuerte intento por construir esa escena, con acciones específicas y concentradas en la ciudad de Buenos Aires. Ahora bien, el interior profundo queda fuera de esa lógica unitaria. Igual hay que resaltar dos iniciativas: una es MAC la feria de Córdoba y otra Microferia de Rosario, ambas con sustento de las Secretarías de Cultura de ambas ciudades. Sin embargo todo es muy precario y austero todavía; el coleccionismo es un círculo concéntrico y no puede romper aún esa lógica y más aún en un contexto económico paupérrimo como el que estamos viviendo, en donde quién tiene dólares no quiere gastarlos porque especula con la lotería financiera que es el gobierno de Macri. Esta realidad está destrozando lo poco que se había construido en cuestión de coleccionismo y mercado, obligando al cierre de galerías que habían apostado fuertemente por construir una escena interna e internacional muy interesante.
7. ¿Cuáles son para Ud. los artistas referentes en este momento?
Lo de la referencia es subjetivo, siempre. Igual es divertido a veces ser subjetivo. A mi puntualmente me interesan los artistas con discurso social, ya sea activo o subliminal, y que se involucran para transformar el caos. En el plano internacional pienso en Iván Argote, Tracey Emin, Luis Camnitzer, Teresa Margolles, Elmgreen &Dragset, Andrea Fraser, los hermanos Chapman, y seguro se me escapan algunos. De Argentina hay obra muy interesante de Ana Gallardo, de Gabriel Chaile, de Diego Bianchi, de Nicanor Aráoz, Lucía von Sprecher, Juan Sorrentino, Jazmín Giordano, Franco Basualdo, Sofía Durrieu, Andrés Piña, entre otros.
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